Castillo de Osunillas
Los antiguos recintos fortificados de Osunilla y Mijas tenían como finalidad la protección de ambas poblaciones frente al ataque de enemigos, no tratándose de lugares específicamente dedicados a un asentamiento militar.
No es mucho lo que conocemos sobre la fortaleza de Osunilla. Hay evidencias de que en ese lugar existía una alquería en la segunda mitad del siglo XII que más tarde se fortificaría y que según algunos autores recibía el nombre de Munxar, mientras que en los primeros textos castellanos sobre la conquista se la denomina Oznar, siendo poco después llamada Osuna, aproximación fonética al nombre de Oznar, y más tarde Osunilla, diminutivo que tras la conquista se dio a distintos lugares cuyo nombre coincidía con otro ya conocido, en este caso la ciudad sevillana de Osuna.
Tras la conquista de los Reyes Católicos la fortaleza de Osunilla se abandonó y el lugar quedó despoblado, pues los reyes se centraron solo en la repoblación de la villa de Mijas.
El emplazamiento de Osunilla, como el de Mijas, situada sobre una plataforma rocosa rodeada por sus lados norte, este y sur de fuertes desniveles, permitía la defensa natural del mismo, por lo que la zona más fortificada se correspondía con su lado oeste, lugar donde aún podemos apreciar los restos de dicha fortificación, con algunos muros y los restos de una torre que probablemente formase parte del acceso al recinto amurallado, el cual era de pequeño tamaño pues apenas superaba los 5.000 metros cuadrados de superficie, frente a los más de 20.000 de Mijas.
Junto a los restos de sus murallas se construyó a finales de la Edad Moderna la Ermita de San Antón.