Casas y Lagares
La arquitectura doméstica tradicional no presenta un único modelo constructivo, diferenciándose principalmente en la clase social y el poder económico de las familias que las habitan o habitaban. La imagen de cuidados patios, hermosas rejas, presencia de azulejos, etc., se aleja de la tipología de las casas de las clases sociales más humildes que habitaban en casas más sencillas y que representan una tipología más unificada y simple.
Estas últimas las podemos encontrar tanto en el ámbito urbano como en el rural y el modelo más común está representado por una casa elaborada con muros de mampostería o tapial que son encalados cada año, techos de vigas de madera y cañizo, la mayoría de las veces también encalados con colores suaves (azules, verdes, etc.), y cubiertas de teja.
Estas viviendas generalmente estaban constituidas por dos plantas, la baja formada por dos piezas: una sala que servía de cocina-comedor y de estar a la que se accedía directamente por la puerta de la vivienda y que contaba con una ventana que daba a la calle y una habitación lateral que servía de dormitorio, y la planta alta de escasa altura que servía de almacén o desván y que se abría al exterior por una pequeña ventana.
Frente a la puerta de entrada a la vivienda se encontraba otra puerta por la que se accedía a los establos, lugar donde se recogían los animales de tiro (asnos o mulas) que tenían que atravesar la sala de estar-comedor para acceder a los mismos. La solería de ese pasillo para el paso de los animales estaba formada por cantos, mientras que en el resto de la casa la formaban piezas de barro cocido.
En las viviendas de personas con mayor poder económico se añadían más dependencias y habitaciones, separándose generalmente el espacio dedicado a cocina del de comedor o estar.
En el ámbito rural las casas contaban con un porche en su entrada formado por dos columnas sobre las que se apoyaba un entramado de vigas o cañas y que estaba cubierto con una parra. También disponían de un horno adosado a su pared lateral donde se elaboraba el pan y otros alimentos.
Otra tipología de viviendas proliferó en nuestra tierra desde comienzos del siglo XIX, cuando la actividad agrícola se derivó casi en exclusiva al cultivo de la vid; se trata de los llamados “lagares”, la mayoría de ellos de pequeñas dimensiones, que además de vivienda sirvieron para la producción de vino.
Con una estructura similar en lo que se refiere a la zona de vivienda, a estas se añadió otra dependencia donde se ubicaba una prensa y una zona de almacenamiento para el mosto extraído de las uvas. La proliferación de estos en Mijas durante el siglo XIX fue de tal magnitud, que solo en la zona occidental del municipio existían cerca de 90 lagares en 1880.
Después de esa fecha y debido a la destrucción de las viñas por la plaga de filoxera, estos comenzaron a decaer y sus espacios dedicados a la actividad industrial relacionada con la uva se transformaron o desaparecieron.
Casa en calle Algarrobo
Esta casa que se ha mantenido intacta en Mijas pueblo, presenta todas las características de la arquitectura tradicional, contando en este caso con un patio interior.
Caserón de Zaragoza
Ubicado junto a la carretera que une Mijas con Benalmádena (antiguo camino Real para Málaga), se trata de una casa de grandes dimensiones construida, según consta en una de sus fachadas laterales, en 1815.
Casa de Horcaperros
Al igual que la anterior y de menores dimensiones, se ubica junto a la carretera que une Mijas con Benalmádena y mantiene la estructura típica de las casas de campo. En una de sus fachadas laterales aparece la fecha de su construcción y aunque está algo deteriorada, pensamos que se trata de 1818 pues la casa ya aparece en la cartografía de finales del siglo XIX.
Lagar del Rombo
Ubicado en La Alquería, actualmente es usado como vivienda. Mantiene la tipología constructiva original a excepción de la infraestructura del antiguo lagar. También es conocido como Lagar de Juanito.